Los arquitectos en Barcelona tienen en la fisionomía de la ciudad condal toda una fuente de inspiración. La capital catalana destaca sobre cualquier otra ciudad por ser ejemplo de cómo la arquitectura invade las calles y como estética y funcionalidad se dan de la mano durante distintas épocas.
Es por ello por lo que hemos querido resumir en cinco ejemplos distintas corrientes, distintas formas de entender la arquitectura a través de edificios ampliamente reconocidos o admirados por sus formas, su perfil icónico y por no dejar nunca indiferente a quienes los observan.
5 ejemplos de arquitectura relevante en Barcelona
Catedral de Barcelona
Indicar como ejemplo de arquitectura una catedral, y más si nos encontramos en la ciudad de la Sagrada Familia, suena a topicazo y a un aporte que poco puede suponer a los arquitectos de hoy en día más allá del concepto de contramuro, arbotante, etc. Pero la catedral de Barcelona no es una catedral cualquiera…
En un principio de orden paleocristiana con retoques románicos, el aspecto neogótico que tiene hoy día es debido a una reforma que data nada más y nada menos que de principios del s. XX. Este dato es lo que hace relevante a la catedral de Barcelona junto al barrio en el que se sitúa, el gótico, donde elementos como el célebre pont del bisbe traen a la ciudad una decoración medieval impropia de la fecha en la que se construyó / renovó. Un ejemplo de apropicianismo arquitectónico que causa tanto admiración como polémica.
Casa Batlló
De igual forma que sucediera con la catedral, la casa Batlló no se trató de una construcción de nuevo cuño, sino de una reforma de la fachada que pasó de ser anodina a una auténtica joya del modernismo.
Obviamente no podíamos dejar pasar la enorme huella que el genio de Gaudí dejó en la ciudad junto a otros genios de este movimiento como Domenech i Montaner, Puig i Cadafalch y otros tantos maestros cuyo legado traspasa ampliamente las fronteras de la ciudad.
Walden 7
Una ensoñación utópica materializada en edificio. El Walden es otro de los edificios que, o lo amas o lo odias, sin término medio y sin posibilidad de indiferencia. Ideado en la primera etapa del arquitecto Ricardo Bofill, este mastodóntico edificio se construyó como ejemplo de ciudad vertical, en el que su comunidad de vecinos pudiera ser autosuficiente y vivir únicamente en este espacio si así lo desearan.
Tras varios problemas por su deficiente construcción, su nombre se vio asociado durante años al de términos menos admirables como “comuna” o edificio en ruinas. Hoy día es todo un símbolo de construcción social y, aunque no se encuentra en Barcelona (está en la cercana Sant Just Desvern), es un punto de peregrinaje a todo aquel que admire la arquitectura como algo que va más allá de la construcción y lo estético.
Mercat de Santa Caterina
Nuevamente es una reconstrucción lo que hace célebre arquitectónicamente a un edificio barcelonés. En este caso hablamos de un centenario y hasta entonces, poco reseñable mercado del centro de la ciudad que, tras su rehabilitación al comienzo del milenio se ha convertido en una icónica postal digna de competir con el arco modernista del mercado de la Boquería.
El trabajo de rehabilitación del ingeniero Jose María Velasco Rivas quedaría en nada reseñable si no fuera por el imponente tejado cerámico diseñado por Toni Comella, que le aporta todo el colorido y notoriedad a pesar de no ser visible en su totalidad.
Torre Agbar
De diseño provocador, pero anodino (no vino a revolucionar ningún aspecto de la arquitectura moderna y su gran parecido con la torre Gherkin de Londres es uno de sus mayores hándicaps a la hora de ser reconocido), sí que se le debe meritar por su iluminación nocturna, a base de un juego de proyecciones de leds de colores que permite cambiar su aspecto, y por ser la piedra angular del proyecto 22@, que vino a modernizar y cambiar la perspectiva de un barrio plenamente industrial.